A Alan de 2015:

Querido Alan de 2015:

Te escribo desde un futuro que, aunque nunca imaginaste tan complicado, también está lleno de cosas que te harán sentir orgullo.




Han pasado diez años y, sí, el mundo se volvió extraño, difícil, a veces cruel. Habrá momentos en que sentirás que el piso se rompe bajo tus pies: perderás personas muy queridas, vivirás duelos que parecerán imposibles, y enfrentarás días donde te costará encontrar motivos para levantarte. También vivirás crisis que te harán preguntarte si vale la pena seguir soñando.

Pero, escúchame bien: la respuesta siempre será sí.

En medio de todo, vas a descubrir de lo que eres capaz. Te convertirás en un comunicador sólido, en un creativo que sabe contar historias con imágenes y palabras. Estarás en lugares que hace una década parecían inalcanzables, y allí la vas a romper haciendo lo que amas: crear, comunicar, inspirar. Vas a encontrar tu voz, y esa voz llegará más lejos de lo que imaginas.

No voy a mentirte: también habrá días en que sientas que estás solo contra el mundo. El amor te pondrá a prueba, la ciudad que tanto conoces se volverá hostil en ocasiones, y tu salud emocional te pedirá cuidados que antes no sabías dar. Pero cada vez que caigas, aprenderás a levantarte con un poquito más de sabiduría. Y aunque a veces la esperanza parezca apagarse, siempre habrá algo —un proyecto, una persona, un instante de belleza— que encenderá de nuevo la chispa.

Sigue aprendiendo, sigue creando. No pierdas esa forma tan tuya de observar el mundo, ni esa terquedad para querer contar historias. Porque incluso en el año más oscuro, eso será tu salvavidas.

Te abrazo desde este presente. Sé que el camino es duro, pero también sé que tienes todo para cruzarlo. Y aunque el mundo se sienta roto, tú sigues construyendo el tuyo a tu manera.

Con cariño y esperanza,
Alan, 2025

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